Restaurante La Cantine du Troquet Dupleix, en Paris (Francia)
Aprovechando mi estancia en la ciudad por unos días y gracias a estar hospedado a escasos metros de este local, pude disfrutar de una estupenda cena el pasado Lunes 10 de Febrero 2020, cual me fue recomendada por la recepcionista me mi hotel. En el número 53 del Boulevard de Grenelle de la capital francesa, en pleno corazón del "15ème arrondissement", muy cerca de la parada de metro Bir Hakeim, se sitúa uno de los seis restaurantes que regenta en la actualidad el afamado y mediático Chef Christian Etchebest, conocido entre otras cosas por ser miembro del jurado del conocido programa "Masterchef" Francia entre 2010 y 2015, además de apariciones frecuentes en programas de cocina, en otras cadenas con emisión a nivel nacional como el equivalente en Francia al programa "Pesadilla en la cocina", que presenta el Chef Alberto Chicote.
Pensar en París, en su calles, en los bistrós y en sus terrazas, creo que sin duda es con algo que todos alguna vez hemos fantaseado. Y encontrar entre el bullicio de la ciudad, un ambiente agradable, con buen servicio, muy buena materia prima y una elaboración muy digna, no es siembre fácil, sobretodo cuando nos localizamos en lugares más o menos frecuentados asiduamente por el turismo. No olvidemos que en este punto, estamos a escasos metros de la Torre Eiffel, uno de los monumentos más visitados de Francia.
Al tomar asiento y disfrutando de los primeros sorbos de una refrescante cerveza local, fui familiarizándome con su buena carta. Sin ser extensa, ofrece una acertado abanico de propuestas muy concretas, es decir "un poco de muchas cosas" y se agradece, ya que este detalle confunde poco y facilita mucho, en la toma de rápidas decisiones. No voy a entrar a valorar los precios que figuran en la carta, ya que ese punto es demasiado subjetivo, y por supuesto no es momento de venir a valorar, ni a comparar su ratio calidad/ precio con respecto a otros restaurantes de España, ya que no olvidemos que estamos en Francia y a su vez tengamos en mente el contexto del prestigio del que pueda presumir, quien regenta este local.
Por seguir con la literatura, me resultó muy interesante el surtido de vinos franceses de su carta, con una representación acertada de las principales regiones más reconocidas y también señalar sus muy aceptables propuestas, ofrecidas por copa. Un detalle que aprecié mucho, ya que me permitió poder maridar cada plato con un nutrido surtido de vinos a mi juicio y elección personal. (Cierto que me faltó por parte del personal de sala, un poco de asistencia a la hora de elegir los vinos, ya que me dio la sensación que ningún camarero conocía ninguno de los vinos que ofrecían... o al menos esa fue mi muy humilde impresión al respecto).
Para abrir boca, me decanté por tomar como entrante una ensalada de remolacha con vieiras, conjunto marinado y con un toque de queso parmesano. Buena ración, gran combinación de sabores agridulces y una textura homogénea, plato bien equilibrado y con una bonita presentación.
El plato principal que decidí tomar, fue un "Onglet de Boeuf" o como se llama en España, un solomillo de ternera, elaborado con una cremosa salsa al vino tinto y un picadillo de ajo y cebollino. Un delicioso bocado, tanto por su delicada textura como por sus armoniosos sabores, y si olvidar esa salsa que estaba de "toma pan y moja".
Como se puede apreciar en la foto, la guarnición no pudo ser otra cosa más que esas omnipresentes patatas fritas (tan presentes por castigo, en todas las mesas de la restauración europea), pero entiendo que ese detalle no debe impedirnos, tener una mejor o peor valoración de un restaurante. Aunque si que es verdad, que un buen acompañamiento nunca va hacer desmerecer un plato.
Tal vez parezca raro, pero aprecio la costumbre de tomar queso de postre. No soy muy apasionado del dulce, tal vez este gusto me cambie en el futuro, pero nadie sabe cuanto soy capaz de disfrutar cerrando una comida con un buen surtido de quesos, un poco de pan y un buen vino. Y aquí lo tengo, una tabla de dos quesos, uno de leche de cabra con un toque muy acertado de salsa verde y el segundo, un queso Ossau-Iraty, un queso francés de leche de oveja del País Vasco, que se produce en un territorio bien delimitado, en el departamento de los Pirineos Atlánticos y en una pequeña parte del departamento de los Altos Pirineos. Su nombre viene del Pico de Midi d'Ossau, que domina el valle de Ossau y de la selva de Irati, que es el hayedo más grande de Europa, a caballo entre las montañas navarras y francesas.
Por todo lo citado y por el buen recuerdo que me queda, espero pronto repetir. Siempre se aprecia un buen restaurante, que ofrezca una variada carta y unos buenos vinos. Por hacer mención al precio, reconozco que se pueden encontrar con facilidad otros más baratos, pero también es fácil encontrar cosas peores, por lo que insisto en valorar de una manera apropiada y positiva, el conjunto de esta experiencia gastronómica que me anima a recomendarla a mis lectores.
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