Restaurante Sidrería La Cuenca, en Madrid (España)


Restaurante Sidrería La Cuenca, en Madrid
Situado a pocos metros de la emblemática zona de la gran vía madrileña, en la cual se concentran la gran mayoría de teatros en los que se llevan a cabo los famosos musicales... y en el que de una manera muy acertada encontramos mesa, de manera fortuita, durante aquella  lluviosa mañana del Domingo 20 de Octubre 2019.


Nada más entrar nos dimos cuenta rápidamente que este lugar, pese a estar un poco escondido, era bastante conocido por aquí. Localizado en el barrio de malasaña, precio popular para comida copiosa y surtido propio de aquellas tabernas asturianas que tan buenos momentos me han aportado en el pasado, durante  mi paso por aquellas tierras del norte de España.
Amplio comedor, con una importante capacidad y todo bien gestionado por un ejercito de camareros, algo desbordados, pero de intachable profesionalidad.


Sabiendo que era un día festivo, y en una zona de Madrid relativamente turística, nos llamó fuertemente la atención el precio de su menú de 3 platos, totalmente imposible de rechazar. Y como ya venimos haciendo últimamente mi mujer y yo en estos casos, pedimos cada uno un plato diferente, para ser todos ellos compartidos entre ambos.


De primer plato, pedimos una ensalada de lechuga y tomate, con un toque de crema de vinagre balsámico, y también para compartir una muy apetecible sopa de ajo de la cual  por despiste, olvidé sacar foto, y que nos sentó de maravilla después de haber entrado a comer con el cuerpo húmedo y con los pies mojados debido a la lluvia.


De segundo plato, la pizarra indicaba paella mixta, pero me permito hacer mención y denunciar, que un arroz con cosas, no es paella...pero salvando ese detalle, el arroz estaba bueno, aunque no dudo que lo mas acertado hubiese sido llamarlo, arroz caldoso de pollo y marisco, con calamar, gambas y almejas entre otros ingredientes empleados para su elaboración.


También para compartir, el otro segundo plato fue una muy copiosa ración de Fabada Asturiana, servida a la mesa en un puchero, del cual perfectamente hubieran podido comer tres personas. Pero que entre los dos le dimos buena cuenta.


El tercer plato y ya casi sin hambre pedimos Entrecot de ternera, una ración considerable de una pieza de calidad más que aceptable, tanto por su textura como por su sabor, y solamente acompañada de un puñado de patatas fritas.


Y como segunda opción del tercer plato pedimos Chuleta de ternera, una ración de carne todavía más copiosa que la anterior, pero de textura diferente (esta todavía era más tierna) y de sabor similar, con por supuesto también solamente acompañada de un puñado de patatas fritas.
Llegado a este punto, debo reconocer que ya apenas tuvimos apetito para terminarnos todo y optamos por pedirle al camarero de envolvernos para llevar todo lo que no llegamos a tocar, ya que es una enorme lástima tener que tirar la comida, pudiendo aprovecharla más tarde.


En base a lo descrito, estoy convencido de que no deben existir demasiados lugares capaces de ofrecer esta tan excelente relación calidad precio, todo ello junto a la importante cantidad de comida servida en los platos. Me guardo con cariño esta dirección ya que no dudaré en buscar este restaurante, en ocasión de mi próxima visita a la capital.

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