Restaurante La Ferme de Bruges, Bordeaux (Francia)
Situado as escasos kilómetros de la feria de muestras y solo a 5 minutos de Burdeos, muy próximo a una de las áreas recreativas habilitadas en el lago, se encuentra este interesante restaurante en el que pude disfrutar de una interesante cena el Domingo 18 de Junio 2017, aprovechando mi estancia en la ciudad para atender la muestra internacional de vinos, Vinexpo 2017.
Habilitado entre medias de una zona verde, algo escondido pero con una decoración agradable, muy rústico aunque algunas zonas están ligeramente descuidadas. Un lugar con encanto con encanto que con el paso de los minutos pudimos disfrutarlo también de noche, con una iluminación tenue, creando una atmósfera idílica, gracias a la cual ya pudimos disfrutar de una encantadora sobremesa.
Fue en 2009 que la granja nació en este localidad francesa, con un enfoque en la decoración para transformar un simple edificio de hormigón en un oasis verde. Cada objeto consiste en decorar el restaurante para hacer viajar nuestro corazón a una granja de hace unos 50 años, con numerosos detalles como son sus fuentes, estanques de peces, patos y gallinas o gallos... todos ellos sueltos por el perímetro habilitado para restaurante.
Las mesas están dispuestas de una manera desordenada, ocupando todas las zonas habilitadas del jardín, un lugar ideal para una noche de verano, ya que todas las mesas se benefician de una intensa intimidad, gracias entre otros detalles a su decoración, su vegetación y una ambiente rural y rústico que identifica a este lugar con un carácter muy especial y entrañable.
Al poco de tomar asiento y mirar la carta rápidamente supe lo que iba a tomar, el entrante que solicité fue una generosa cortada de foie gras mi-cuit de pato, de elaboración artesanal por un productor local, acompañada de mermelada casera de higos y dos rebanadas de pan tostado.
El plato principal que decidí tomar, con la intención de darle continuidad al producto local, que tanto nos vino recomendando el camarero que nos atendió, fue un filete de magro de pato a la brasa con salsa de naranja, acompañado de pequeñas patatas asadas al estilo gabardina y tomate asado al estilo provenzal. Debo reconocer que visto así en la foto podría parecer otra cosa, pero doy fé que este plato estaba para quitarse el sombrero, tanto por los aromas que desprendía, como por su sabor y por supuesto por su textura. Un plato muy recomendable.
Su carta de vinos no resulta demasiado extensa, aunque dispone de una buena representación de vinos franceses, esto no llegar a ser algo representativo del local. Es cierto que los precios no resultan abusivos pero venir a Francia supone siempre tener las expectativas muy altas, por este motivo a veces es difícil contentarse con poco. Para intentar paliar las altísimas temperaturas que nos encontramos esta noche, decidimos la opción de tomar vino rosado del sur de Francia, procedente de la zona "Cotes de Provences" elaborado por Domaine Saint Andrieu. Un región que tanto prestigio a obtenido estos últimos años gracias a la elaboración de este tipo de vinos rosados, con un color rosado muy pálido, tan atípico en España, pero tan bien aceptado en el mercado internacional en general. Un vino ligero con marcado carácter frutal y un predominante aroma de membrillo, bien combinado con notas floras, además de transmitir un ligero matiz fresco y cítrico, con paso por boca estructurado y de gran postgusto con largo final. En definitiva, un muy buen vino.
Como era de esperar, la sobremesa se hizo larga y pudimos contemplar como lentamente la tarde nos iba ganado terreno al día, dando paso a la noche. En ese momento fue cuando definitivamente la magia de este lugar nos terminó de cautivar. Su iluminación, su jardín, sus sombras, su inspiración bohemia y esa sensación de bienestar que nos iba invadiendo, tocó a su fin cuando legó el momento de tener que marcharnos de este lugar coqueto y agradable.
Llegado el momento de pagar, fue cuando vimos el restaurante por dentro, un interior habilitado para cualquier otro momento del año, excepto para el verano. Comedor amplio con chimenea, todo de madera y muy acogedor, pero como evidencia la foto, totalmente vacío en estas fechas, ya que lo que realmente hace de este lugar algo mágico, es su terraza y su jardín.
Espero muy pronto tener la ocasión de poder volver, ya que me quedé con las ganas de pasar mas tiempo, y de disfrutar de otros muchos platos propuestos por su simpático camarero.
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