Restaurante La Casa del Preso, situado en el número 62 de la avenida Constitución de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y en el que vine a comer por motivo de trabajo el Lunes 23 de Abril 2018.
Fogones regentados por el reputado hostelero José Ramón Castro, quien inauguró el 9 de octubre 2017 su nueva casa, "La Casa del Preso"
Nada mas entrar llama la atención la distribución de la sala, dándole una gran importancia a la barra de forma cuadrada, la cual domina casi en la totalidad el comedor. La decoración es muy agradable y junto a su iluminación de diseño, se consigue crear un ambiente acogedor.
Al poco de tomar asiento y ponernos cómodos, tocó el turno de ojear en primer lugar su carta de vinos, la cual desde mi punto de vista me pareció muy completa y bien estructurada con unos precios bastante asequibles y un surtido muy acertado. Al mismo tiempo, en otra carta nos fueron mostradas las diversas propuestas posibles, para decidir sobre los platos que posteriormente íbamos a poder saborear. Tengo que reconocer que me llevé una sorpresa, al descubrir sus propuestas de Sushi, ya que al tener en mi cabeza la idea preconcebida de restaurante de cocina manchega, con variadas posibilidades asociadas a una cocina de mercado y por qué no, algo un poco más vanguardista... pero no me esperaba encontrar estas opciones tan exóticas, que quiero matizar, que para nada deben ser señaladas como propuestas desmerecidas en este lugar, ni mucho menos.
Una gran elección fue el vino, un blanco monovarietal muy potente con 14%, elaborado a partir de uva Viognier añada 2015, con una paso muy acertado por barrica de roble francés durante 6 meses, elaborado por Bodegas Vallegarcía, productor situado en pleno corazón de los Montes de Toledo y registrado entre uno de los elaboradores miembros de los Grandes Pagos de España.
En vista muestra ligeras tonalidades plateadas y sin percepciones algunas de evolución, glicérido, buen porte y elegante presentación. En nariz, destaca su frutosidad junto a una madera fina, delicada, muy bien integrada, presente pero sin resultar predominante, aportando complejidad, seriedad y mucha personalidad. En boca sorprende que pese a su muy elevada graduación, es muy fácil de beber, resulta fresco y todavía conserva una acidez muy interesante, mucho volumen, muy buena estructura, con un paso por boca notable y una persistencia alta, con un postgusto muy agradable que invita a seguir tomando. en pocas palabras, un vinazo!
Para abrir boca, fuimos obsequiados con una poca de ensaladilla rusa con bacalao rebozado, acompañado de una tira de col roja y entrantes para abrir boca, bacalao con ensaladilla rusa todo ello acompañado de unos brotes de salicornia o plante de san pedro (también conocido como espárrago de mar o hierba salada), presentado de una manera muy original dentro de una lata de sardinas.
El primer entrante al centro fue Salmorejo con anchoas, acompañado nuevamente de salicornia, germinados y cebolla en vinagre. Bien presentado, el salmorejo resultó de textura bastante sólida, ideal para tomar con tenedor, junto a las anchoas, un plato muy acertado, fácil de elaborar, y que demuestra que no siempre hace falta complicar las cosas, para tener éxito.
Seguidamente tomamos unos boquerones en vinagre con patatas chips. Vuelvo a destacar de forma positiva la presentación y la calidad de la materia prima empleada. Debo reconocer que este plato no es nada del otro mundo, pero un buen pescado, de bocado generoso, bien preparado, sin raspas y con un aderezo ideal.
Como primer plato principal, elegimos para compartir un pescado poco común y menos todavía tan lejos del mar, un pescado llamado Gallo, cocinado al horno. Su preparación y sobretodo su meticuloso servicio , llamó bastante la atención a los presentes. En plato, resultó un poco seco e insípido, pero eso no es muy de extrañar, ya que como todos los pescados blancos, sus cualidades culinarias difieren poco, es decir mucho bocado, mucha textura... pero de sabor, algo escaso. Una curiosidad de este plato, fue ver como nos pudimos comer sin temor a pincharnos, todo su contorno formado por sus espinas y aletas, gracias a su textura extremadamente crujiente, y unicamente dejando en el plato sus raspas de gran tamaño.
Para terminar y también para compartir, siguiendo el mismo ritual de preparación delante de nuestra mesa, nos fue servido un Chuletón de Ternera blanca, con patatas "paja" y unos trozos de salchicha ahumada estilo alemán o cómo pone en la carta Butifarra de ternera trufada, a la brasa, la cual me pareció muy buena. la carne supo a poco, pero debo reconocer que pese a todo, la suma de todos los platos resultó más que suficiente.
No quisimos pedir postre, pero la casa tuvo el atento detalle de obsequiarnos con el café, de unos dulces bastantes interesantes elaborados a base de crema helada con chocolate, mermelada de frutos rojos y para darle un fantástico toque crujiente, un "topping" de galleta y frutos secos, también llamado "crumble"
En conjunto, me atrevo a recomendar este lugar, de reciente apertura (Octubre 2017) y sin lugar a dudas con grandes aspiraciones. Camareros atentos, buen servicio, atención exquisita y profesionalidad. No descarto volver pronto para conocer mejor, otros muchos platos de su carta, que sin duda estarán también a la altura de lo comido hoy.
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