Restaurante Mica Elvetie, en Bucarest (Rumanía)
Emblemático lugar de cocina típica Suiza, situado en la planta baja del céntrico hotel Europa Royale Bucarest, en el numero 28 del bulevar Mircea Voda, en el que estuvimos alojados durante durante los varios días que duró nuestra estancia en esta ciudad. A su vez este restaurante también dispone de su entrada principal, por el número 60 de la calle Franceza. Aprovechando su proximidad y que quedamos muy contentos la primera vez que pudimos cenar el Martes 27 de Septiembre 2016, decidimos el último día repetir antes de marcharnos, y probar durante la comida del Jueves 29 de Septiembre, con otros platos. Por este motivo voy a a provechar este post para detallar ambas experiencias.
Los entrantes que su carta ofrece son variados pero siguiendo recomendación del chef Jakob Hausmann, quien vino varias veces a consultar opiniones con los diversos comensales de la sala, optamos por tomar de manera individual unos entremeses compuestos por lomo embuchado, jamón ahumado con una curiosa apariencia muy semejante al jamón que tenemos costumbre de tomar en España, pero que luego no se parece ni en textura, ni en sabor; cintas de bacon crudo también ahumado, y unas cortadas de queso emmental, además de incluir unos pepinillos y tomate cherry para refrescar.
Después de ojear con detenimiento, una de las cartas de vinos más curiosa que en tiempo he tenido ocasión de consultar, ya que en cada hoja se mostraba de manera individual, su vino con su foto, su descripción completa y un mapa para saber localizar su procedencia. Este día, el vino que decidimos tomar, fue un tinto sin crianza añada 2013, elaborado en Suiza con uvas locales Pinot Noir y Gamay, con una graduación de 13%. No me gustó la manera de servirlo, ya que inmediatamente después de dar a probar el vino para su aceptación, el camarero virtió sin consultarnos, la totalidad de la botella en el decantador. En mi opinión fue un grave error ya que primero hay que consultar al que se lo va a tomar, y después, hay que tener muy poca cultura y muy pocos conocimientos de vino, para tratar de esa manera a un vino que ya estaba llegando muy justo a este momento de consumo. Por lo que en copa, además de mostrar una tonalidad de color muy pobre, en nariz me resultó extremadamente débil, exageradamente oxigenado y lamentablemente con poca carga aromática que disfrutar. En boca se mostró todavía con una buena acidez, peso en poca muy ligero, y recorrido corto, con una capacidad secante inapreciable. En conjunto, un vino muy flojo que únicamente me ha servido para ampliar mi cultura, pero que no dio la talla, ni se portó a la altura de las expectativas despertadas.
El plato principal fue una muy interesante carne de ternera troceada y acompañada con una deliciosa salsa de setas flambeadas al coñac, junto a una delicada salsa de crema fresca. Un plato delicado, fino, sabroso y muy apreciado. Acompañado de Rösti, una de las especialidades que mas me ha sorprendido, se trata de una receta tradicional suiza y sirve para acompañar tanto carnes como pescados.
También se puede hacer con queso, patata, bacon y cebolla. Este plato, aunque no lo parezca es muy ligero, está hechos sólo con patata y cebolla rallada, un pellizco de sal, eneldo, y una cucharada de aceite para que no se peguen a la sartén. Podemos hacerlos con las hierbas aromáticas que más nos gusten, y del tamaño que queramos. Casi que podemos presentarlos como una tortilla de patatas sin huevo, el sabor os va a sorprender.
Al decidir no tomar postre, únicamente me a continuación a detallar lo experimentado durante el segundo día. Lo primero que voy a ahora a nombrar es el vino que correspondió a esta ocasión. Dejándonos de experimentos raros, le pedidos esta vez al sumiller que nos recomendara el mejor vino tinto de la carta, y fue así como descubrimos un muy interesante Château Valvis añada 2009 con una noble crianza de 10 meses, graduación de 13%, en barrica de roble húngaro, elaborado 100% con uvas Cabernet Sauvignon, por Vinuri Samburesti, una de las bodegas más reconocidas y prestigiosas de Rumanía, y que tan buena fama tiene a la hora de elaborar grandes vinos. También citar que por defecto y al igual que el vino anteriormente citado, el camarero después de dar a probar el vino, sin consultar volvió a decantarlo, aunque esta vez el resultado fue mas acertado. El vino en copa se mostró de generoso y glicérido, bien cubierto y con tonalidad alta. En nariz, no hizo falta airear la copa en exceso para percibir sus aromas maduros muy marcados, notas frutales de importante carga, además de mostrar matices complejos entre notas vegetales, matices especiados y recuerdos dulces aportados por la madera. En conjunto resultó muy serio, bien presentado y con sobresalientes características ,para ser un gran representante de los buenos vinos de este país.
El único plato que tomé el segundo día fueron unas Chuletas de Cordero de Nueva Zelanda, acompañado de una muy aromática rama de romero, sobre una intensa salsa de vino tinto, con un sabroso fondo como de vainilla o nuez moscada, junto a un toque de mantequilla a las finas hierbas y ajo. Una presentación interesante, conjunto servido en su sartén, destacar su textura tierna, carne rosada poco hecha pero de buena textura.
Sabrosa y jugosa a partes iguales y bien acompañada con la citada salsa, la cual invitó a mojar pan repetidas veces. La guarnición servida en otro plato, fue nuevamente una generosa ración de Rösti, que de tanto que me gustó y sorprendió, tengo muy pronto pensado intentar hacerlo en casa, ya que es un plato que llama mucho la atención.
Destacar tambien este lugar, por tener una decoración propia de estilo Alpino, con representaciones en las paredes de la cultura Suiza, usando tanto mapas, como estandartes y escudos medievales, todo ello sobre paredes que emulan una estructura antigua de piedra.
Las cenas suelen ser amenizadas por música en directo, aunque este detalle no sorprende tanto aquí en Bucarest, ya que es muy frecuente encontrar en los diversos restaurante y rincones de la ciudad, violines y demás instrumentos interpretando canciones folclóricas propias de su cultura, y también a su vez otras canciones más conocidas.
No es muy común encontrar restaurantes que elaboren cocina puramente tradicional originaria de Suiza, en parte es bueno saber que estos platos son genuinos y para nada, esta gastronomía no se puede comparar ni con la Alemana, ni con la Austriaca, ni con la de ninguna otra que marque frontera con este país. Su estilo propio me ha gustado y prestaré mucha atención, para muy pronto poder volver a frecuentar otro restaurante que me pueda aportar estos platos y estos sabores.
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