Restaurante Le Royal, en París (Francia)
Simpático "bistrot" de comida típica tradicional francesa. Situado en el nº 212 de la Calle Grenelle, a unas pocas calles de la Torre Eiffel, muy cerca del quai D´Orsay y también del museo militar o les Invalides. Aquí vine a comer el Lunes 7 de Diciembre 2015, aprovechando mi estancia en esta magnifica ciudad, disfrutando de unos días de vacaciones.Cuando se viaja y se sale de su país habitual, uno de los puntos más críticos es siempre poder adaptarse a los horarios y a la cultura gastronómica del país que se visita. A los horarios te puedes acostumbrar con facilidad, pero pretender comer como en casa es lo más complicado. Hay que saber que cada país tiene una gran riqueza gastronómica, pero hay que saber buscarla, ya que muchos lugares como bares y restaurantes cerca de emplazamientos de interés turístico, no suelen ser los sitios más recomendables, ya que suelen ser poco económicos y poco representativos. Por este motivo, hay que tener flexibilidad para ambos aspectos, pero principalmente tener una mente abierta para poder comprender la diversidad gastronómica de cada país, ya que por los horarios, siempre es más fácil poder encontrar algo de comer a cualquier hora, pero ser capaz de encontrar cosas que valgan la pena, muchas veces hay que apelar a la fortuna o casualidad, salvo que ya sepamos de antemano a que lugares hay que ir.
Pues bien, después de más de 3 días recorriendo calles y disfrutando de los múltiples encantos de Paris, casi por casualidad pasamos por la puerta de este restaurante que anunciaba en su puerta un llamativo menú por 13,90 € en el que incluía primero, segundo, postre, café y vino. Una oferta totalmente impensable, conociendo lo poco típico que es encontrarte en Francia este tipo de propuestas tan completas y sobretodo por ese precio tan modesto, por lo que fuimos muy fáciles de convencer y sobre las doce del mediodía, ya estábamos sentados en su interior, junto a un completo aforo que al igual que nosotros, se dejaron persuadir por las propuestas de este recomendable lugar.
La chica, camarera y a la vez dueña del local junto a su madre, nos atendió siempre con una sonrisa en la cara durante todo el servicio, su amabilidad y simpatía fue tal, que no he querido pasar por alto su mención en este post. De primero opté por una ensalada de paté de pato, con lechuga, zanahoria rallada y unos típicos pepinillos en vinagre, todo ello aderezado con una sabrosa salsa rosa casera. De segundo, finalmente opté por un cocido casero con carne de ternera, patata, acelga y zanahoria
El vino de la casa servido en botella de cristal sin etiquetar, fue un afrutado vino tinto joven, con denominación de origen AOC. Côtes du Rhone. Finalmente, de postre fueron unas porciones de un cremoso queso camembert no demasiado curado, con textura y con un sabor suave.
Una vez tomado el café, dimos por finalizada la comida y cedimos nuestras plazas a otras personas, que llevaban varios minutos haciendo cola en la puerta, para también comer aquí . A continuación, proseguimos con un apacible paseo a lo largo del río Sena, contemplando con detenimiento las infinitas bellezas, que esta ciudad francesa ofrece a sus visitantes, por todos sus rincones. Como dijo el rey Enrique de Borbón, París bien vale un misa.
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