Restaurante Ô QG, Bordeaux (Francia)


Restaurante Ô QG, Bordeaux (Francia)

En el numero 66 de la calle quai du Paludate, no muy lejos del casco antiguo, se encuentra este interesante restaurante especializado en buenas carnes maduradas y bien conocido por su preparación de las mismas al fuego de leña, en una muy llamativa chimenea situada en el centro del comedor, pegada entrando a la izquierda, en una de las paredes y a buena vista del comensal, y el que fui a cenar el Martes 29 de Marzo 2022. 

Tal vez, salir con un poco de olor a humo no es lo que más pueda gustarle a nadie, pero damos buena fe que merece la pena pasar por tal sacrificio. 

Local que conserva su arquitectura antigua, todo de piedra, de bonita decoración y que mantiene toda la tipicidad histórica de la región, con una fiel recreación de un ambiente medieval, ya que da la sensación de estar entre los muros de un castillo, remontándonos a la edad media y su época feudal, a falta de ver en sus paredes los escudos y tapices que en dicha época hubiésemos podido contemplar... pero pese a la falta de tales detalles, por todo lo demás la ambientación esta muy lograda.

Tampoco olvidar una curiosa vidriera en el techo, cual además de aportar iluminación, enfatiza tal ambientación, llegando a veces a creer que hemos remontado el tiempo y que nos encontramos en una especie de posada medieval.

Antes de pedir el plato principal y sobretodo para que no nos sentase mal el aperitivo, al ir con el estómago vacío, fuimos sorprendidos por un plato de buen jamón y pan tostado con ajo y tomate, acompañado de pepinillos en vinagre.

Seguidamente, vino el camarero a presentarnos su carta de vinos y una buena selección de carnes, todo muy llamativo, tanto por su procedencia (de diversas regiones francesas) como por las distintas razas y los variados tipos de cortes disponibles... Para los amantes de la carne, este lugar es realmente impresionante.


Me gustaron mucho sus patatas fritas, cocinadas en grasa de pato, con por supuesto una textura muy crujientes, ofrecieron además un sabor muy particular, goloso e intenso... un plato que recomiendo probar, ya que tal vez en Francia sea común encontrarlas de este modo, pero debo reconocer que en España no es muy usual... y debo reconocer que las aprecié bastante.

Seguidamente, que mejor para acompañar "les frites", que un buen chuletón de unos cuantos gramos (no recuerdo exactamente su peso, pero rondaría los 800 grs) de ternera madurada durante 36 días (para compartir por supuesto). 

Solamente hay que ver las fotografías para darse cuenta en ese color de carne sonrosada que ya  nos hace ver rápidamente, que el punto de cocción de carne era el óptimo. Un carne delicadamente tierna, jugosa y sabrosa todo por partes iguales.

Y por supuesto, en un lugar de tan deliciosa carne no puede faltar su buen vino. Con una importante propuesta de vino local (no olvidemos que estamos en Burdeos, por lo que no le ve nadie demasiado sentido, tomar aquí un vino que no proceda de esta propia región), dicho esto no quiero decir que solamente tenga vino local, pero la oferta de vinos de otras zonas era proporcionablemente muy inferior o con mucha menos presencia.

Pues pese a todo, los vinos fueron elaborados por Château Maris tanto el Blanco 100% Vermentino y el Tinto (Syrah & Grenacha), procedente de un lugar llamado La Livinière (que significa "lugar plantado de vides"), situado en el corazón del Minervois entre Toulouse y Montpellier. Este lugar se convirtió en el primer viñedo en recibir reconocimiento en la región de Languedoc.
Château Maris cubre 45 hectáreas de tierra, divididas en una multitud de parcelas en la ladera sobre La Livinière. Recibió la certificación Ecocert en 2002, luego Biodyvin en 2004 y Demeter en 2008.
El terruño, con una pendiente muy suave y orientación sur bañada por el sol, está formado por una mezcla de esquisto, arenisca, cuarzo, mármol y piedra caliza que ha estado presente durante más de 50 millones de años. El suelo, compuesto por arena, arcilla y guijarros, forma terrazas en altura, que son ideales para la viticultura. Alimentadas por el sol mediterráneo y con el viento fresco de los Pirineos que lo atraviesan, las viñas gozan de un clima muy especial.

Y que mejor para terminar la cena, que saborear sin prisas durante la sobremesa, una deliciosa copa de aguardiente de pera, elaborado de manera artesanal. Un trago muy digestivo a la vez que singularmente aromático y agradable.

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