Restaurante Casa Vicente, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real)


Restaurante Casa Vicente, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real)
Lugar situado en la avenida Constitución, próximo a la plaza de toros y en el que he podido ya varias veces comer por motivos de trabajo. Hoy voy a describir la cena que disfruté el Miércoles 26 de Octubre 2016, para de este modo dejar registrado este interesante restaurante en este blog.
Lo primero que quiero señalar es su sala, no resulta demasiado grande, ya que únicamente caben unos 50 comensales, y tal vez este asunto sea lo que menos me gusta, ya que hay poca intimidad, resulta poco discreto para tratar asuntos de trabajo, al tener muy cerca las mesas de al lado. Por demás, todos son cosas positivas, ya que tanto el servicio como lo que ofrece su carta, es siempre sinónimo de garantía y acierto.


Al poco de tomar asiento y de seguidamente pedirle al camarero, los platos que esta noche ibamos a disfrutar, nos fe obsequiado un primer entrante, mejillones rellenos de salpicón, producto fresco, ligero y agradable, ideal para ir abriendo boca.


Seguidamente disfrutamos de una buena y refrescante ensalada de tomate de huerta, acompañado de unos lomos de ventresca de bonito, cebolla dulce troceada, y todo ello aderezado con sal gorda y aceite de oliva virgen extra, elaborado por un productor local.


El último entrante fueron anchoas del cantábrico en aceite, procedentes de Santoña. Presentadas en su lata original para que nadie supuestamente pudiese dudar, de su auténtica procedencia y origen. Este plato gustó, ya que la calidad de estas anchoas dista mucho de las que acostumbramos comer, tanto por su sabor, como por su textura y sobretodo por sus muy pocas raspas.


El plato principal que decidí tomar, fue paletilla de cordero lechal asada al romero. Su presentación fue poco original, pero remarcar tanto su textura delicada y sutil, como sabor profundo e intenso. Deliciosos bocados se sucedieron hasta poner fin a tan magnífico acopio, y por supuesto también comentar una guarnición algo curiosa compuesta por patatas fritas de corte grueso, birutas de jamón y un interesante salteado de habitas.


Por último y con la intención de bajar un poco la cena, tomé piña para ayudar a hacer la digestión, me sorprendió lo dulce que estaba, ya que su presentación viene ya siendo muy común.
En conjunto este lugar ofrece una carta muy variada y utiliza una óptima materia prima. La lastima es no poder contar con algo de intimidad para tratar asunto de trabajo, ya que si es cierto que dispone de un reservado, pero doy fe de que no es todo lo acogedor que este lugar debería proponer. A pesar de dicho detalle, entrar a compartir mesa y mantel en este restaurante, es siempre sinónimo de acierto.

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