V.T. de Castilla
Graduación: 13%
Uva utilizada: 100% Tempranillo
Vino de Producción Agraria Ecológica
Al contrario de lo que ocurre en los viñedos convencionales en que los abonos solubles inducen a un consumo de lujo y un metabolismo productivista de frutos sin aroma o sabor. A través de la agricultura biológica y el uso de fertilizantes naturales, de le da a los viñedos toda la capacidad de crecer rústicos y cargados de defensas, capaces por tanto de producir uvas con todos los principios incluidos aromas y sabores naturales.
De este modo se evita la contaminación de los niveles freáticos y del medio, al no utilizar pesticidas o sustancias contaminantes.
La aridez del medio con inviernos fríos, ayuda a cortar los ciclos reproductivos de los parásitos y la falta de humedad ambiental en verano, inhibe el desarrollo de enfermedades de hongos. Resultando un medio muy apto para el viñedo ecológico, que en la mayor parte de los años solo recibe un único tratamiento con azufre, y ninguno de cobre.
Los viñedos son de conducción en cepa baja y poda en vaso, extraordinariamente adaptados a la aridez y se emplea juiciosamente, la conducción en espaldera de baja producción con riego por goteo de apoyo.
La vendimia en verde y la selección que realizamos mediante la vendimia a mano, ayuda a escoger los mejores frutos.
De las múltiples constelaciones o grupos de estrellas existente en el Cielo, para elaborar sus vinos, esta bodega se fija especialmente en el "anillo del zodiaco", que está constituido por la banda de constelaciones delante de las cuales se desplaza el Sol, la Luna y todos los planetas.
Las tres constelaciones de cada elemento, forman un trígono, están separadas 120º. La luna pasa cada nueve días por una constelación del mismo elemento. El tránsito de la Luna delante de cada constelación oscila desde algo más de una día hasta cuatro. Durante ese tiempo la influencia dominante es la reflejada por la Luna, procedente de esa constelación.
La teoría de los cuatro elementos se remonta a la Grecia antigua. Aristóteles desarrolla en su libro de Meteorología esta aproximación cualitativa del mundo. Explica que hay que partir de las cuatro calidades elementales: calor, frío, húmedo y seco, para comprender los elementos: tierra, agua, fuego y aire. Y es preciso distinguir estos elementos de los distintos estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso.
El elemento tierra se compone de frío y seco; agua de frío y húmedo; fuego de calor y seco, y aire de calor y húmedo.
Para comprender los cuatro elementos debemos abordar la naturaleza desde un punto de vista cualitativo y no cuantitativo, las medidas de temperatura, humedad... no bastan para comprender la naturaleza más profunda.
El elemento Tierra se manifiesta en todo lo que es duro, denso, cerrado, fijo, oscuro. En la planta, es la raíz la que tiene la calidad de este elemento. Es el órgano vegetal más duradero, que se cubre a veces de una corteza leñosa. Es la parte vegetal, a partir de la que la vida puede expandirse. El elemento tierra provee a la planta del anclaje, gracias al cual la planta puede desarrollarse.
El elemento Agua al contrario es de una movilidad extrema, como la sustancia agua pasa fácilmente del estado liquido al sólido o al vapor. El agua no se fija jamás, da forma a todo. En la planta son las hojas las más estrictamente ligadas al elemento agua. Las hojas se acomodan en el espacio y son capaces de todo tipo de formas y metamorfosis. Las hojas no son siempre iguales, varían bajo las influencias exteriores.
El elemento Fuego, tiene un lado destructor, pero también dispensa la energía. Sin calor no puede desarrollarse la vida en la Tierra, y sin el fuego destructor la vida no puede renovarse. En el mundo vegetal el fuego se expresa en la semilla y el fruto. La semilla es de una concentración extrema, está como mineralizada, es por tanto desde donde puede surgir la vida. En el fruto es la concentración de calor solar el que genera los azúcares y aromas acumulados.
El elemento Aire, no sirve para la formación o funcionamiento de los órganos vegetales, pero les hace equilibrados. El aire a nuestro alrededor es una de las cosas más ligeras y a su vez hace también ligeras a las cosas mismas, ligeras y sutiles. Siendo invisible, impalpable y discreto, nos permite percibir a través de los sentidos: colores, sonidos, olores,... En la planta por ejemplo, el elemento aire transforma la hoja vegetal en flor; órgano ligero, coloreado y aromático.
Catado el Jueves 23 de Abril 2015
- En vista, presenta un color rosa grosella ligeramente asalmonado, de capa alta y con una lágrima fina de caída lenta
- En nariz es bastante potente aunque no demasiado expresivo, se combinan notas de frutillos no muy maduros, con algunos recuerdos a notas florales y tímidos rasgos dulces que no terminan muy bien de definirse. Es un vino correcto en evidente decadencia, sin defectos pero con pocas virtudes.
- En boca tiene un ataque de media intensidad, con todavía una acidez muy notable, peso en boca alto, es fresco, con gran calidez al final, la cual se va transformando con los segundos en una tímida amargosidad, su sabor es de persistencia corta y resulta de trago medio aunque es fácil de beber pero sin descuidar su sensación cálida. Postgusto frutal con unas sensaciones muy acordes a su fase olfativa. En conjunto es un vino correcto pero con una muy discreta relación calidad / precio, la cual podría ser únicamente defendible si se conoce a fondo el enorme trabajo que supone vigilar y respetar la diversas fases de la luna.
PVP recomendado, Inferior a 10 Euros.
Puntuación Enogourmet, 87/100 pts
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