Restaurante Cañas y Barro, el Palmar (Valencia)
Situado en la Calle Caudete número 9 y en el que fuimos a disfrutar el Domingo 5 de Octubre 2014, de una muy recomendable comida en familia. Coincidiendo con la época de la siega del arroz y durante los minutos previos a nuestra entrada al restaurante, pude presenciar por primara vez la recogida de este cereal que tanto aporta a uno de los platos más internacionales y típicos de Valencia, como es la Paella.
Enmarcado en un entorno simpático, rodeado de campos de arroz y a escasos metros de los primeros embarcaderos que te permiten dar un paseo en barca por la albufera, este restaurante poco vistoso y no muy decorado el cual se interpretaría a modo de salón de banquetes, ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de una gran cocina tradicional Valenciana.
Tal vez no, sea este uno de lo lugares más baratos de entre la enorme oferta que se presta en esta pequeña localidad de enorme tradición pescadora, pero no cabe duda que podemos estar hablando de unos de los fogones mas representativos, laureados y reconocidos por los grandes críticos y a su vez recientemente premiado este pasado mes de Julio 2014, durante la celebración del último concurso de All-i- Pebre, celebrado hace escasos meses.
Antes de comenzar a describir todo lo que nos fue servido a la mesa, hay que reconocer que todos los platos que pudimos saborear fueron muy dignos y cumplieron de sobra con muy buena nota, todas nuestras expectativas. Después de que nuestro camarero nos asignara la mesa, rápidamente supimos todos lo que que íbamos a tomas y sin más preámbulos, nos sirvieron los primeros entrantes y la bebida. Llegado a este punto quiero citar mi malestar con la dirección del restaurante, por el hecho de que al solicitar un vino blanco de la casa, nos sirvieron un buen vino pero procedente de la D.O. Somontano, tal vez, cansados de escuchar tantas reivindicaciones tanto por la lengua regional como por la gran insistencia de los valencianos por consumir productos locales, esperábamos todos un vino Valenciano, y este detalle me defraudó personalmente, aunque el vino servido no estaba nada mal, aprovecho para expresar mi disconformidad sobre este asunto, que tal vez debería ser revisado y valorado por este "local tan valenciano".
Después de que nos pusieran en la mesa las primaras cortadas de pan tostado con aceite para recubrirlas de rico tomate triturado con ajo, pudimos saborear unas crujientes raciones de Calamares a la romana, con un generoso rebozado, tostado, ligero y muy sabrosos.
Seguidamente fueron servidos al centro, un "Sepionet" para cada 3 personas, tierno y sabroso, que nos permitió poco a poco ir calmando nuestro apetito, hasta la llegada del esperado plato principal.
Por supuesto, decir "El Palmar" es sinónimo de paella, arroz negro, arroz a banda, arroz del senyoret... y un largo etcétera de arroces variados, todos ellos elaborados con un ingrediente común, arroz "bomba", cultivado en los campos colindantes a esta pequeña localidad del sur de Valencia de poco menos de 800 habitantes. Quien puede resistirse a este plato elaborado tan típico y tan valenciano? Pues pese a disfrutar del aperitivo previo, no quedó ni un sólo grano de arroz. Todo sabemos que arroz con cosas no es paella, y tan vez llamar a este manjar "Paella de Marisco" no sea seguramente lo más apropiado, pero dejaremos de lado por un instante las habladurías y las jergas políticamente más correctas y, aunque no empleemos por un día el termino más apropiado, quiero decir que este "Arroz de Marisco" estaba para chuparse los dedos.
Casi llegando al final de la comida, fuimos sorprendidos por una pequeña representación de la tuna, la cual nos amenizó con sus cánticos durante varios minutos, y como no, también citar que después de unas copas de vinos, quien puede resistirse a la tentación de entonar "clavelitos" o de tararear al son de la lira aquellas canciones que siempre han sonado en nuestros corazones...
Después del postre, del café y de una distendida sobremesa, fuimos todos a dar un paseo en barca por el lago de la albufera. Laguna costera somera (profundidad media de 1 metro) con una extensión de 23,94 km² que se incluye en su totalidad dentro de los límites de El Palmar. Desde la barca pudimos percibir numerosas casas antiguas típicas, llamadas barracas, las cuales todas ellas presentan una misma y muy característica forma de construcción, con techos altos y muy inclinados.
También durante casi la hora que duró el recorrido, descubrimos la riqueza de la fauna de este paraje, patos y garzas en su mayoría, nos fueron acompañando durante nuestro paseo, una cita que no se puede eludir y que a su vez nos permitió completar una estupenda jornada en familia. Habrá que pensar muy pronto en repetir ya que tanto los mayores como los más pequeños, quedamos todos fascinados por la belleza del entorno y todavía recordamos el buen sabor de boca que nos dejaron los platos citados, elaborados en sus fogones.
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