Restaurante Café Maritime, en Bordeaux (Francia)


Restaurante Café Maritime, en Bordeaux (Francia)
Situado en la dirección Bassin a flot nº 1, sobre el Quai Armand Lalande, a pocos minutos del centro de la ciudad de Burdeos, y en el que pudo venir a comer el Lunes 18 de Junio 2018, aprovechando mi estancia en la ciudad para tratar asuntos de trabajo. El restaurante Café Maritime ofrece a sus visitantes una cocina creativa y auténtica francesa, adaptada y flexible a los gustos de cada uno, presentando diversas variantes y opciones, tal y como lo pude comprobar en su carta.


Ofreciendo sus sevicios desde el 1 de junio de 2010, Café Maritime se encuentra en unos antiguos almacenes situados justo a la orilla izquierda siguiendo el curso de desembocadura del río Garona, con una impresionante superficie de 700 m2. En su interior podemos ver una arquitectura atípica en un restaurante francés, con una decoración que podría ser considerada como "loft chic"  .



El  menú ofrece una muy buena relación calidad / precio, local dispone posibilidades para aparcar cerca, y además de un potente aire acondicionado en todo el restaurante, muy útil sobretodo para poder combatir la alta humedad que se sufre aquí.


La carta no es demasiado extensa, las opciones son muy concretas y tenemos la posibilidad de optar por un menú muy equilibrado o bien de optar por la diversas opciones entre seis entrantes, cuatro carnes o cinco pescados. También hay la posibilidad de tomar ostras, muy típicas de esta región


Para refrescarnos antes de tomar vino, y mientras que entre todos se decidía que comer, primero disfruté de una cerveza de barril, fresca y ligera, elaborada en el noreste de Francia, en la ciudad que porta el mismo nombre de la marca, Saint-Omer.
Seguidamente  pedimos un muy discreto vino tinto, Chateau Martin añada 2015,  "Grand vin de Bordeaux" elaborado bajo el sello de calidad de la AOC Saint-Estephe. AOC Situada en el borde del estuario de la Gironda, en el corazón del Medoc, a unos cincuenta kilómetros al norte de Burdeos. Su ubicación entre el mar y el estuario le da un clima templado. Su viñedo de 1.250 hectáreas se extiende sobre un modelo de grupas bien drenadas. Un drenaje natural acentuado por la composición de su suelo predominantemente pedregoso. En copa, vino de capa media-baja, poco glicérido y de lágrima casi inaudita. En nariz, fruta roja muy presente y predominante con respecto a un fondo muy tímido de notas tostadas y ligeras alusiones a la madera. En boca, muy ligero, de trago muy largo y persistencia corta, no es de los mejores vinos de la región, y tampoco me puede servir este vino para decir que los vinos de Burdeos son tan buenos.


Para distraer un poco el estomago, a su vez acompañar la cerveza y los primeros sorbos de nuestra copa de vino, pudimos probar un surtido de chorizo, salchichón y jamón, muy a la española pero de cualidades insultantemente lejanas a las que tenemos la costumbre de tomar aquí en España, ya que su apariencia "plasticosa" y textura reseca, carecía de sabor... pero tampoco se le podía hacer un feo debido a las horas que eran y al hambre que ya teníamos.


El plato principal que por recomendación expresa del camarero, absolutamente todos decidimos pedir, debo reconocer que este plato fue muy acertado y de una excelencia superior. Nada menos que 400 grs de Entrecôte de Buey a la brasa, jugoso, sabroso y desmesuradamente tierno, presentado con una pieza de chalote confitada, y todo acompañado por un lado con patatas fritas al estilo panaderas y por el otro, ensalada de lechuga mezclum con su típica vinagreta que tan buena le salen a estos franceses.


Es difícil valorar la cocina de este lugar, únicamente por un plato de charcutería y una pieza de carne y que dio la cierta casualidad que lo seis que vinimos a comer pedimos todo lo mismo. Pero el entorno, la decoración el trato y la experiencia, me permite no descartar para un posible futuro, no descartar esta opción para conocer más a fondo otros aspectos que me han quedado pendientes de descubrir.

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