Restaurante Les Bains, en Montpellier (Francia)


Restaurante Les Bains, en Montpellier (Francia)
Edifico antiguo rehabilitado para poner en servicio este coqueto y muy acogedor local de cocina típica francesa. Buen restaurante que puede presumir de cambiar su carta casi todas las semanas, situado detrás del famoso teatro Moliére (muy cera de la "Place de la Comédie"), en el número 6 de la calle Richelieu, en la ciudad francesa de Montpellier, en el que disfruté de una muy atractiva cena, el Martes 31 de Enero 2017.


Desde el exterior se aprecia un edificio antiguo que data del 1770, posteriormente reformado y actualizado en 1998, para dar uso a estos antiguos baños a un buen restaurante que todo amante de la buena mesa debe apuntar en su agenda y no perder detalles en el caso de tener la oportunidad de visitar esta hermosa ciudad. El patio con palmeras permite el almuerzo en un entorno tranquilo rodeado de viejas cabinas de ducha transformado para la ocasión en varias zonas de comedor y todo ello rodeado por una marquesina metálica que conecta todos. Los ladrillos de las paredes se conservan, suelos de madera, alfombras, molduras y sillones de terciopelo en varios colores marcan la pauta de un decorado ambientado en una Francia clásica del siglo XIX.


Su carta es variada con notable presencia de carnes elaboradas de manera tradicional, pero a su vez existe la posibilidad de disfrutar fuera de carta, de un menú muy completo a la vez que bastante asequible, si tenemos en cuenta la relación calidad/ precio, el entorno, el servicio y la atención por parte de todo el personal, ya que además de ser un martes por la noche, el local casi rozaba el lleno, y para nada fuimos perjudicados por este detalle a la hora de ser atendidos.


Una vez sentados, fuimos atendidos por el camarero responsable de nuestra sección. Un trato cercano, serio, profesional, elegante, con grandes dotes comunicativas y con amplios conocimientos de su oficio, todos esos valores reconocidos pese a su insultante juventud.
Como ya viene siendo habitual, antes de servir el primer plato, ya pudimos catar y saborear los primeros sorbos del vino elegido para esta ocasión, un vino tinto añada 2014, elaborado por Bret Brothers SARL y con el sello de calidad de la AOC propia al municipio francés de Morgon situado en la región de Beaujolais el sur de la borgoña. Un vino de capa baja con apenas 5 puntos de color, notas muy frescas en nariz, recuerdos a frutos rojos sin madurar y aromas vivos sin apenas mostrar notas de crianza. En boca, se identifica por su carácter verdoso, matices ácidos de postgusto corto y peso en boca liviano, y vino muy fácil de beber y que a su vez caracteriza a su homólogos elaborados en esta misma región. Un vino muy correcto, elaborado con uvas 100% Gamay procedentes de viñedos en cultivo ecológico y con una producción no superior a 3.000 botellas para esta añada 2014. Señalar que según mis propias percepciones, este vino dista mucho de aquellos perfiles más oscuros, concentrados y tánicos, que acostumbramos a elaborar y a tomar en España.


Para abrir boca, y para poder acompañar algo de comida con los primeros sorbos de nuestro vino, fuimos rápidamente obsequiados por un detalle de la casa, una mousse de queso de cabra, con un fondo de marisco y conjugado con notas de cebollino y finas hierbas.


Para el entrante opté por tomar un Foie Gras de Canard Mi-cui, sobre una compota de pera y manzana, presentado en un tarro de cristal y acompañado con unas tostadas de pan antiguo y unas hojas de lechuga a la vinagreta. Un plato rustico, tradicional, muy representativo de la gastronomía típica francesa. Una delicia que en pocos minutos pasó a formar parte de la historia de esta cena.


Seguidamente, pedimos para compartir la sopa de Bogavante Fresco al cilantro, con un generoso fondo de gambas, una cama de arroz inflado y unos trozos de pan todavía tostados, obviamente esta expresa recomendación del chef quedó marcada con nota muy alta en mi memoria, gracias a su inconmensurable sabor, acompañado de un ligero picor muy apropiado e ideal para todavía realzar incluso mas sus cualidades. A día de hoy puedo sinceramente considerar que este plato es la mejor sopa de marisco que he tomado en mi vida, y a partir de este momento prestaré incluso si cabe con mucha mas atención, con la idea de comparar y descubrir como mínimo, otra igual que esta.


Para el plato principal y siguiendo las recomendaciones de nuestro atento camarero, me dejé llevar por una de las propuestas mas representativas de este restaurante. Pedí un Filet Mignon de ternera joven, cocinado a baja temperatura, sobre una cama de boletus troceados a la plancha, conjunto realzado con pimienta Timut (Baya procedente de Nepal),  acompañado de puré de patata, tomate cherry asado y una peineta de queso mozarella. Un delicioso conjunto fundamentalmente recordado por la textura y el sabor de la carne, sin desmerecer la calidad de su muy acertada guarnición.


Finalmente, y para poner un dulce broche a esta copiosa cena, el mejor postre para la ocasión no pudo ser otro que un poco de fruta. Para tal me decanté por una macedonia, fresca y ligera, elaborada a partir de frutas de temporada y graciosamente decorada con un par de ramas de espliego.
Una cena para el recuerdo, un local para no olvidar y un excelente sabor de boca que me obligará muy ciertamente a volver a este restaurante, durante mi próxima vista a esta ciudad.

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