Restaurante Hippopotamus, en Montpellier (Francia)


Restaurante Hippopotamus, en Montpellier (Francia)
Local situado en Esplanade de l'Europe, en el barrio de "l´Antigone", muy próximo al hotel en el que estamos alojados... y en el que tuve la ocasión de ir a cenar el Lunes 24 de Febrero 2014, aprovechando mi estancia en la ciudad para asistir a la feria VINISUD 2014.



El restaurante Hippopotamus, promete sorprender a los verdaderos amantes de carne a la parrilla con una decoración tranquila y un ambiente familiar. Dispone de un local muy amplio y un servicio atento, aunque al principio, los diversos camareros que vinieron a atender nuestra mesa, se hicieron un poco de lío por falta de coordinación entre ellos ya que primero no nos atendía nadie, luego nos atendieron dos camareros a la vez y al final, con mucho sentido del humor, todo se encarriló a la normalidad, ya que el mismo jefe de sala puso un poco de orden y  fue él, quien dirigió el servicio para no causarnos mayores molestias, pero todo sea dicho, debo también reconocer que la mesa para tres que nos tocó, era exageradamente reducidas para poder dar cabida a los platos que nos fueron sirviendo.



Después de tomar asiento, llegó el momento ojear con gran admiración la carta de este local, una presentación fabulosa, muy gráfica e incluyendo al máximos, todos los detalles para facilitar al cliente la elección de su ordenanza, como si se tratase de un restaurante monotemático sobre la carne de Buey y aseguro que tras contemplar varias veces sus páginas, fue muy difícil tomar una decisión sobre la elección de qué tomar...



Sin lugar a duda, esta cadena de restaurantes presentada a modo de franquicia gastronómica, resulta a día de hoy cada vez más presente en Europa. Ofrece un amplio menú variado de carnes, ocupando sin duda un lugar muy destacado y haciendo las delicias de los carnívoros que se presten. Citar, que como detalle interesante, en la carta figura la indicación de que todas las carnes servidas aquí, cuentan con el sello de calidad del consejo regulador de AOC Maine- Anjou y por supuesto, este detalle le da un valor añadido a la materia prima utilizada para la elaboración de sus platos principales.



Después de ojear, leer, estudiar y finalmente no saber que pedir, tuvimos que recurrir a los sabios consejos de nuestro camarero, quién nos fue recomendando un entrante y un principal de lo más representativo del local.

El entrante fue una Mousse de Remolacha con tostones crujientes y un Puré de Patata con Bechamel, Cebolla y Carne picada, todo ello servido caliente, en vasos individuales sobre un plato de pizarra y decorados con una hoja de hierbabuena. Un buen entrante de cuchara para ir haciéndole un poco de base al estómago y a la vez prepararnos para el plato principal.



El plato principal, expresamente elegido siguiendo los sabio consejos de nuestro guía para la ocasión, fue un importante "Coeur d´Aloyau Charolais de 750 Grs" o lo que viene a ser en Español un "Corazón de Solomillo de Ternera Charolesa", para compartir entre tres personas. Plato servido sobre una bandeja a semialtura, ya que como bien citado antes, el espacio de la mesa era muy reducido... Muy buena carne, en su punto óptimo de cocción, causó una muy buena impresión, tanto por su textura como por su sabor. Este plato fue acompañado por un surtido de salsas variadas al estilo "Americano" para a su vez poder mojar las infalibles, doradas y tostadas patatas fritas que tan presentes están en todas las mesas de la gran mayoría de restaurantes de Francia.



Como no podía ser menos, esta carne fue acompañada con gran acierto por un vino de esta región del sur de Francia, Chateau de L´Engarran Grés de Montpellier 2010, elaborado bajo la denominación AOC Coteaux du Languedoc en la localidad de Saint- Georges d´Orques, vino elaborado con 65% Syrah, 23% Garnacha, 7% Cariñena y 5% Mourvèdre y con una corta crianza en barrica nueva de roble francés. En conjunto, un vino muy expresivo en nariz y fácil de beber, muy redondo, bien trabajado, de trago largo, con unos taninos sedosos de persistencia media y un intenso postgusto con final fresco el cual permitió sin problemas, seguir comiendo y bebiendo...



Después de disfrutar tanto con la carne como con el vino, no pude resistir la tentación de probar el postre que con tanta insistencia nos recomendó el camarero, nada menos que un esponjoso babá au rhum, generosamente bañado en Havana Club 15 años. Una excelente manera de poner el broche a esta interesante cena.

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